Dos bondis habían pasado de largo y todos en la parada rezábamos para que este sí se detenga y lo hizo. Hurra.
Milagrosamente pude deslizar mi humanidad hasta el final del vehículo, no sin encastrarle el libro en el mismísimo a unas cuantas personas por el pasillo al grito de "perdón, perdón,es un libro, fue sin querer".
Me ubiqué parada frente a la puerta del descenso, tomada del último caño, y pensé.
Pensé en la última frase que me dijo Anita antes del acv, que tanto me impactó, me impresionó. Pensé en el Colorado ignoto que tanto sabía, pensé en los primeros candidatos saludados en redes que eran obvios roles cambiados, hasta que los conocía en persona y se esfumaba el rol.
Me faltaron tus dobles. Decenas de imitadores. Pero más gordos, más flacos, con pelo, poco, mucho o ninguno, altos, bajos, medianos y enanos. Vi a tus dobles por todos lados.
Pero Anita no fue exactamente tu doble. Anita fue una medium. La poseíste para darme información en modo chiste, y me hiciste una cara pícara. Anita también las hacía, pero en la frase dijo un nombre, y un parentesco, y la sonrisita no haría juego con su frase si no significara lo que sí significó. Y como para que no me olvide, Anita horas después, tiene su primer acv. Sobrevivió, después de quince días volvió a la clínica y andaba más o menos igual que antes.
Posees a tus dobles fallidos, y Anita fue la excepción, aunque no del todo. No se parece a vos pero es pícara.
No está muerto quien pelea.
Y también,
Estás para más.